¿Alguna vez se han preguntado por qué existe esta creación? ¿Qué es este sueño físico y momentáneo de la vida? ¿Por qué está aquí esta ilusión?
De los pocos seres que he conocido genuinamente dedicados a la busqueda de la verdad profunda y descarnada, están los Lightstorm, una pareja compuesta por Johnima y Kalassu, y una de las anécdotas que más me impactaron en estos años, referida a los interrogantes más brutales de la mente, es la siguiente:
Kalassu, una bellisima mujer por dentro y por fuera, habia compartido junto a su marido Johnima, experiencias de busqueda espiritual, en el Tibet, con los chamanes, durante la guerra de Vietnam, en los lamasterios, hasta que llegan a la ciudad de sai baba, y parecen encontrar el ecumenismo que venian anhelando y con profunda emocion , ella me conto, algo tan parecido a lo que yo percibia de mis antiguas dudas. Me vi al instante reflejado en un relato que a su vez respone a lo que tantisimos de ustedes me preguntan en las charlas. El eterno por que de esta creacion, si ya estabamos en Dios, en una conciencia perfecta, que necesidad habia de experimentar tanto contraste, tanta densidad en la venida a este plano.
Asi fue desgranando en minutos un relato apasionante mi querida amiga bendecida con una experiencia iniciatica rotunda.
“Desde el mismo comienzo de mi búsqueda del “Yo verdadero” he escuchado un sinnúmero de respuestas a estas preguntas. La parte ilusoria no me importaba, ya que obviamente todo estaba aquí y yo la estaba experimentando. Para mí, en ese entonces, parecía no tener importancia el por qué todo era de ese modo.
He escuchado muchas respuestas metafísicas: es el juego de Dios; su juego para que Él de ese modo pueda ser glorificado; el placer de Dios expresado a sí mismo; la naturaleza de Dios es Amor, entonces se divide en múltiples partes para realizar su naturaleza amándose a sí mismo; y mil explicaciones intelectuales diferentes. Pero ninguna de ellas me satisfizo.
Sencillamente la pregunta era: ¿Por qué? ¿Por qué todos estos juegos? Éramos perfectamente felices unidos en esa omnipresencia, entonces ¿por qué esto? ¿Por qué te hiciste esto a ti misma, alma divina?
Era pasada la medianoche cuando empecé a contemplar las diferentes razones que había escuchado en los últimos treinta años. Para ellos tenía un sentido lógico, pero no para mí. ¿Desde cuándo Dios necesita que lo glorifiquen? Eso es ridículo, no tiene sentido. Dios está, Él no necesita nada. Él es todo, ¿por qué necesita amarse a sí mismo? Eso hace sonar a Dios como inseguro, tal cual somos los humanos. Pero no tiene sentido, ya que conocemos los atributos de Dios.
Mis pensamientos iban y venían, hasta que agoté todas las posibilidades. Para ese entonces, mi mente ya estaba frustrada. Entonces, desperté a Johnima, mi marido y comencé a molestarlo con mi dilema. Él me dijo: ¿Para qué preocuparse por eso? Todo es una ilusión y realmente nada existe.
Sí, seguro, intelectualmente yo ya sabía eso, pero la creación aún estaba aquí, y yo aún estaba identificada con el dolor de ella. Él me sonrió y me dijo una vez más que todo es sólo una percepción momentánea de lo que la mente percibe exteriormente, y me dijo que me relajase.
“Tienes razón”, pensé, “pero ¿quién creó esta mente y por qué?” “Tal vez Dios simplemente estaba aburrido”.
¡Dios estaba aburrido! Ahora existía esa idea. De alguna manera comencé a reír y sentí que mi humor estaba regresando. Parecía que se había desvanecido con todo este cuestionamiento. ¡Aburrido! Sabía por supuesto que esa no era la respuesta, pero satisfizo alguna parte de mi mente y me permitió dejar de lado el conflicto por el resto de la noche.
Al día siguiente comencé a hablarle en voz alta a mi “Yo Verdadero” mientras hacía la tarea de la casa. Pedía a gritos a Sai Baba para que me diera una respuesta que finalmente pudiera comprender. No iba a aceptar más una explicación infantil.
Me senté y me puse a meditar con un pensamiento constante. En ese momento perdí la conciencia física, toda la percepción mental, toda la identificación y me quedé dormida. Sai Baba fue mi primer pensamiento cuando regresé a mi conciencia normal.
Con el correr de los días me volví cada vez más beligerante y sarcástica en mis conversaciones internas. Cada vez que empezaba a meditar y contemplar el tema, me quedaba dormida. Al final me cansé de toda la contienda, dejé de lado mi profunda intensidad sobre la cuestión y me relajé. Sí, quería una respuesta, pero sólo cuando Dios estuviese dispuesto a dármela. Tal vez no estaba lista para recibirla. Nuestro Yo Superior lo sabe mejor.
Un par de noches más tarde, finalmente la obtuve. Sai Baba vino hacia mí y me preguntó: ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué Sai? ¿Por qué existe un Tú y un yo, una creación, yugas (edades, ciclos), universos, galaxias, niveles, planetas y dimensiones diferentes? ¿Por qué? ¿Quién creó la corrupción o rectitud? ¿Con qué propósito, con qué razón? Dios es glorioso y no necesita gloria. Dios es Amor y no necesita Amor.
A veces tengo rasgos momentáneos de ser Dios, de estar unido en esa gloria de nuestro “Yo Verdadero”, ¿Por qué esas dualidades?
Sai Baba sonrió con una mirada picaresca. Sus ojos parecían millones de soles, mientras iba acercando su cabeza hacia la mía. Me miró con mucho amor y me dijo: ¿Por qué… (Hubo una pequeña pausa)… ¿QUÉ?
Me quedé atónita. Yo comprendí. No existía un Él, no existía un yo, nada de esto existía, todo era una expresión de mi imaginación. Una proyección de la mente que realmente no existe. Era como si hubiese cerrado mis ojos y me hubiese expandido en esta Única conciencia, que simplemente ES. En ese instante estaba en el QUE, Sai, Amor, Todo, Nada, y aún todo. Con dos pequeñas palabras explicó todo: ¿Por qué… QUÉ?
Yo supe que para Dios, nuestro “Yo Verdadero”, la “Comprensión Eterna” que somos, nuestro verdadero estado del “Ser”, no existe en absoluto. ¡Nada de esto existe! Ni siquiera Dios admite esta ¡ilusión! Entonces permitámonos conscientemente vivir en el “QUE”
¿Por qué… QUÉ? Cuan simple y perfecto.
Sí, ¿Por qué… QUÉ?
Queridas almas y encarnaciones del Amor, SEAN REALES. Sigan a sus experiencias personales, no lo que han leído, no lo que han escuchado, sino lo que sus corazones les dice. Exprésenlo. Expónganlo. Vívanlo. Aquí mismo, ahora mismo. Escuchen siempre a su “Yo interior”.
Kalassu estaba reiterando la unica chance de que la mente cese de filosofar, los por que, que no tienen respuesta ,mas de lo que las religiones intentan meramente definir, en su epidermica forma de ver las cosas.
Para un nivel superior de comprension, toda esta telaraña fabulosa, de creer que el mundo es la realidad, es la experiencia a un nivel muy bajo de la mente. Cuando la mente se eleva a una vision superior, se da cuenta de que sino conoce el contraste, y la cofusion primero, no recuerda la verdad, despues. La mente necesita la experiencia adquirida de lo que creyo ser, para retornar a la simple y perfecta sensacion de lo que siempre somos, la unidad, con toda la existencia. La que no tiene tiempo ni espacio.
Ahi recuperamos la divinidad que creiamos perdida y subitamente nos fundimos en esa conciencia unica.